Ibra, agasajado en las entrañas del Meazza

Redacción - 18/09/2009 03:00

La campaña de acoso y derribo que le dedicó en la previa del choque parte de la prensa italiana tuvo su efecto en la grada, pero no en la gente del Inter. Zlatan Ibrahimovic tuvo que soportar los pitos de la afición 'nerazzurra' cada vez que tocaba el balón y muy especialmente en el minuto 7, cuando estuvo cerca de batir a Julio César tras una gran asistencia de Xavi. Era la primera vez que el delantero sueco regresaba al Giusseppe Meazza tras abandona r el Inter el pasado verano. Pese a que desde el primer día que se vistió con la camiseta del Barça se mostró siempre agradecido al Inter, algunos medios de comunicación transalpinos trataron de sacar punta a unas declaraciones suyas en las que manifestaba que el Inter llevaba 14 años sin ganar ningún 'scudetto' y que con su llegada ganó tres seguidos.

Aprovechando el clima de animadversión que se creó en torno a Zlatan antes del choque entre el Inter y el Barça, Moratti también se subió al carro para contentar a sus aficionados y censuró al sueco. Pero cuando el colegiado alemán Wolfgang Stark pitó el final del partido e Ibrahimovic enfiló el túnel de vestuarios, por momentos, el ahora delantero azulgrana volvió a sentirse como si estuviera en casa. Desde el presidente Massimo Moratti, pasando por José Mourinho, sus ex compañeros y hasta los empleados del club, todos, quisieron acercarse a Zlatan para abrazarse a él y recordar los buenos tiempos que compartieron juntos. Ibra tuvo tal petición de camisetas que, ante la imposibilidad de contentar a todos, llegó incluso a regalar hasta los pantalones. El sueco entró en el vestuario del Barça literalmente en calzoncillos. La grada lo entristeció con sus silbidos, pero la estima mostrada por la gente del Inter le valió para recuperar todo el ánimo